Hoy en día, el cambio climático es una de las mayores amenazas medioambientales a la que nos enfrentamos como seres humanos. La temperatura media global ha aumentado y ya no es ningún secreto que año tras año vemos mayores catástrofes naturales.
Por lo tanto, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es crucial, y tanto las organizaciones internacionales, como ecologistas y numerosos economistas, coinciden en que los impuestos medioambientales serán clave para combatir el cambio climático.
¿Qué son?
Los impuestos medioambientales son tributos que se imponen a actividades, productos o servicios que tienen un impacto negativo sobre el medio ambiente.
Su objetivo principal es incentivar prácticas más sostenibles y amigables con el entorno natural, al mismo tiempo que generan ingresos para el gobierno. Estos impuestos se aplican con el propósito de internalizar los costes ambientales asociados a ciertas actividades, de manera que los responsables de la contaminación asuman parte de los valores negativos reales de sus acciones.
¿Cuáles son?
Los impuestos medioambientales pueden variar en función de la jurisdicción, las políticas gubernamentales y las preocupaciones ambientales específicas de cada región. Algunos ejemplos comunes de impuestos medioambientales incluyen:
Impuesto sobre el valor de la producción de energía eléctrica
El impuesto sobre el valor de la producción de energía eléctrica es una herramienta que combina objetivos económicos y medioambientales. Al fomentar la producción y conexión a la red eléctrica de manera sostenible, nos alineamos con la necesidad global de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Hay dos modelos tributarios asociados a esta normativa:
- Modelo 583 – Impuesto sobre el valor de la producción de la energía eléctrica. Autoliquidación.
- Modelo 591 – Impuesto sobre el valor de la producción de la energía eléctrica. Declaración anual de operaciones con contribuyentes.
Impuesto sobre la producción de combustible nuclear gastado y residuos radiactivos resultantes de la generación de energía eléctrica
Estos impuestos están diseñados para gravar actividades relacionadas con el combustible nuclear, la producción de energía nuclear y la gestión de residuos radioactivos en instalaciones centralizadas.
Hay dos modelos tributarios asociados a esta normativa:
- Modelo 585 – Impuesto sobre el Almacenamiento de Combustible Nuclear Gastado y Residuos Radiactivos en Instalaciones Centralizadas.
- Modelo 584 – Impuesto sobre la Producción de Combustible Nuclear Gastado y Residuos Radioactivos Resultantes de la Generación de Energía Nucleoeléctrica.
Impuesto sobre los gases fluorados de efecto invernadero
La obligación de presentar estos modelos afecta a fabricantes, importadores y adquirentes intracomunitarios de gases fluorados de efecto invernadero, así como a empresarios revendedores que realicen ventas, entregas o autoconsumo sujetos al impuesto, incluso cuando el monto a pagar sea cero en ciertos periodos.
Hay dos modelos tributarios asociados a esta normativa:
- Modelo 586 – Declaración Informativa. Gases Fluorados.
- Modelo 587 – Liquidación Gases Fluorados Efecto Invernadero.
Impuesto sobre el Valor de la Extracción de Gas, Petróleo y Condensados
Este impuesto grava la extracción de gas, petróleo y condensados en las concesiones de explotación de yacimientos de hidrocarburos en territorio español.
Hay un modelo tributario asociado a esta normativa:
- Modelo 589 – Impuesto sobre el valor de la extracción de gas, petróleo y condensados.
En definitiva, los impuestos medioambientales se han posicionado como una de las medidas más efectivas para abordar los desafíos medioambientales a los que nos enfrentamos.
Si tu actividad está regulada por alguno estos impuestos medioambientales, en Santa Ana Asesores podemos ayudarte a cumplir con estas obligaciones fiscales. ¡Consúltalo con nosotros!